martes, 11 de junio de 2013

Nadando con tiburones (1)

Ayer jugué por primera vez un torneo live de alto calibre. Tras jugar un satélite de $400+R, clasifiqué y jugué el Día 1A de la Madero Poker Master Cup Hunters (valor AR$6.000).


Arranqué en una mesa bastante suave con dos regs de la que me sacaron en el 5to nivel con 33.000 fichas. Entonces me pasaron a una mesa con Gustavo Morales (30K), tres straightforward (uno un poco más sólido que los otros dos), dos fishes y un par de jugadores loose que parecían explotables. Contra uno de estos últimos fue que jugué mal un semibluff (con un check behind horrible en el turn) que me costó 5K, y a partir de ahí pasé a encontrarme en un montón de situaciones en las que me volví súper explotable. Al rato lo trajeron a Adrián Testatonda, quien se quedó algo corto (escalera vs escalera) y me ganó un pozo con un 3bet en flop tras un raise que creí EV+ por los tamaños de los stacks... 

Ahí quedé con 13K. En la mano final abrí desde UTG+1 a 1.600 (12.1K, 300/600/100) y Gustavo Morales (50K más o menos) 3beteó en hijack por 3.200. Todos fold y yo hice snapcall porque soy un pez (si no me leveleo por un segundo es instafold). El flop fue Js3sQc, yo all-in y el call.

Gus: JdJc
Yo: AsTc

Estaba seguro de que mi imagen en la mesa era patética, tuve muchos spots horribles (generalmente con pockets, tuve TT, 99 y 88 dos veces cada uno) en los que me tiré postflop de pozos medianos y varios de los integrantes de la mesa me tenían en su cabeza como fácil de explotar en prácticamente todos los boards que no hitearan mis (supuestos) rangos. En la primera mesa no fue así, en la segunda tuve mala suerte y después terminé siéndolo contra Gus (lol).

Busteé en el séptimo nivel por un error mío. Con lo tight que venía jugando Gustavo, su rango de 3bet a mi open (¡desde UTG+1!) es demasiado tight como para que seguir con ATo fuera siquiera discutible. Me leveleé un segundo de más y creí que podía hacer call y forzar un fold en los boards que considerara peligrosos contra el rango de manos que le había asignado (??). Es instafold. No veo posible un spot en el que le guste 3betear light un openraise mío (o de casi cualquiera) desde EP en esa instancia del torneo y con ese stack efectivo. Salvo que me 3betee pares abajo de TT (dudo, pero no recuerdo haberlo visto flatear fuera de las ciegas), su rango me tiene dominado en un 100%... Lo único que vi que hiciera fuera de lo straightforward fue un raise a una apuesta en el river sobre 65723 (si no me equivoco) con 52 que fue visto por un 43. ¿Cómo espero que ese rango me foldee si es obvio que voy a ir all-in en cualquier flop? (pot aprox. 8k y stack 8.9k) Su 3bet es tan tight que es muy difícil que no vayamos al showdown y la varianza me va a bustear un montón de veces. Obviamente preflop no se tira y postflop necesito mucha suerte. Solución: instafold y a seguir jugando con 18BB. Basta de pelotudear con los rangos (aka levelearse). 

Capaz hablo mierda pura mierda, pero es fold. 


La estructura es la mejor que jugué en mi vida (live) y la experiencia fue genial porque me sacó un montón de fantasmas de la cabeza. Vendí las acciones en menos de 15 minutos y los jugadores me trataron genial, sentí que unos cuantos esperaban bastante de mí y eso me dio mucha confianza. Me topé con cosas nuevas, no estoy acostumbrado a jugar con tantos jugadores buenos en la mesa y tardé poco en darme cuenta de que en esos paños las situaciones complicadas se generan mucho más seguido. Con cuatro buenos regs medianamente loose en una órbita hay que empezar a pensar movidas por stacks enteros y no era algo que tuviese pensado hacer tan pronto. Tampoco tenía pensado caerme de 33 a 12K en una hora y sin un showdown, pero bue. 

De última, perdí contra uno de los mejores jugadores del país. Ojalá con esas fichas no cometa errores, runee bien y gane el torneo. Yo mañana voy a jugar el Second Chance y me parece que el miércoles lo voy a ganar. Todavía no sé.

PD: ¡Gracias a Poker10Argentina, CodigoPoker y SudamericanPoker por sus publicaciones y fotos!

jueves, 23 de mayo de 2013

De pinchazos, inyecciones y viruses

El martes quedé 5° en el The Big $11 de PokerStars frente a un field de 9.154 players por un premio de $3,661.60, nada mal para ser mi primer pinchazo. Mucho menos frente a semejante cantidad de jugadores. Lo quise, lo pedí y lo obtuve, aunque naturalmente me quedé con las ganas del primer puesto. Pero no me parece correcto desmerecer el resultado final ya que, tras jugar bastante cómodo durante la mayor parte del evento, la cosa se puso complicada cuando quedábamos 50-60 jugadores y llegué a ver muy lejos la mesa final (punto de inflexión con respecto a los premios y mi autoestima). Varias veces me badbetearon en spots que me hubiesen dejado líder y en más de una ocasión quedé con un pie afuera, pero por suerte con steals, resteals y uno que otro showdown pude remontar. En fin.


Después de más de 300 juegos superé la línea de cero también en torneos multimesa, y eso es lo que me pone más contento. Más allá de lo que me pueda significar el premio (del cual percibí un porcentaje, debido al staking), este resultado fue una inyección de confianza y motivación para futuros pinchazos. Sé que la varianza va a determinar gran parte de mi futuro más próximo, pero también soy consciente de que debo trabajar en muchos aspectos de mi juego en MTT que pueden acotar bastante la influencia del azar. Si con mis conocimientos actuales me sentí lo suficientemente preparado como para escribir "pinchazo is coming" en Facebook varias horas antes de llegar a la mesa final, cuando eleve mi nivel en el formato no voy a poder dejar de pensar en lo posibles que son los primeros puestos. No me importa esperar, ni que me badbeteen una y otra vez. Pero me molestaría mucho caer en la boludez de cometer los mismos errores que siempre lamento al día siguiente, esos que en general me dejan en la puerta de los grandes resultados.

Para dejar atrás esta traba, necesito enfocarme en dos cosas: volumen y revisión (en resumen, laburo). Jugar una buena cantidad de torneos me va dar repetición de spots difíciles y la revisión es necesaria para resolver esas situaciones cada vez mejor. Es cíclico, y los buenos resultados deberían llegar solos. Suena fácil, y con ayuda y voluntad debería serlo. La ayuda la tengo y la voluntad se ve que también. Veremos qué publico en el futuro sobre este tema.

(Una visión).

Ahora bien, hay un punto en contra. Tengo la sensación de que mixear formatos (SNG turbo 18man y MTT) baja mi rendimiento y me deja jugando al 60-70% de mi nivel, principalmente en SNG. No creo que se trate de algo que no pueda solucionar (por ejemplo, bajando la cantidad de mesas a la vez cuando juego MTT), pero tal vez lo mejor sea separar las rutinas y no contaminar una estrategia con la otra. Si jugara dos sesiones por día, podría priorizar un formato en cada una. Aún no decido cómo voy a encarar esta cuestión y por el momento seguiré mixeando, pero como la estructura de trabajo y rutina de un poker player es un tema potencialmente interesante supongo que profundizaré el asunto en otra entrada. De más está decir que cuando juegue eventos como el Main Event de la SCOOP (SemilleroSNG me regaló un ticket por el pinchazo) no pienso abrir más de 4-6 mesas a la vez, para eventualmente dejar sólo los deep run si es que hay.

Con respecto a los sits, del fogonazo en $15 queda sólo el buen recuerdo. Las mesas estuvieron algo más duras que al principio y en lo que va del mes llevo un ROI del 4.4%. Como gran parte de estos resultados pueden deberse a lo que hablé en el párrafo anterior, por el momento no debería preocuparme y con prestar la suficiente atención a los spots en los que estuve fallando debería bastar. Pretendo terminar mayo con un ROI del 8-10% en este formato, pero no me quejaría por un par de puntos menos. Confío en que el gráfico retomará su ascendente, no sólo porque me considere mejor que muchos de los regulares de estos sits sino también porque voy a trabajar en la corrección de mi juego mucho más que en los últimos meses. Esto se debe a varios factores, pero uno de los más llamativos es que decidí tomar un alumno. Este muchacho es una persona muy cercana a mí y creo que convertirlo en ganador es algo que nos va a servir a ambos. Por otro lado, un jugador de MTT live me pidió algunos tips antes de comenzar a jugar 18man turbo y creo que un intercambio de información puede ser muy conveniente.

$15s abril: 800 torneos. ROI: 4.4%. Ganancia: $526. ITM: 24%.

Es increíble este jueguito. Uno lo conoce y enseguida puede creerse el rey del mundo, pero la realidad es tan diferente que a un jugador experimentado esa situación le causa gracia. Uno nunca es el rey del mundo porque no se puede reinar sobre algo que no tiene límites. Se puede mejorar y avanzar todos los días, pulir cada detalle de nuestras estrategias para estar preparado frente a todas las posibilidades que ya conocemos, y ni así sería suficiente. Porque siempre va a haber alguien que en algún momento nos va a poner un signo de interrogación sobre algo que creíamos muy claro, y eso nos puede obligar a replantearnos cuestiones que lindaban con lo dogmático. Porque el póker es un juego de personas, frecuencias y rangos, en el que uno tiene ventaja siempre y cuando esas personas, frecuencias y rangos se manejen dentro de lo que nosotros entendemos como lógico. Pero siempre hay un mago, un visionario que le da una vuelta de tuerca más y que obliga a sus rivales más inteligentes a adaptarse. Luego estos últimos juegan contra otros igual de inteligentes, y el virus revolucionario se esparce hasta que deja de ser revolucionario. Así una y otra vez. Definitivamente, mi objetivo es fortalecerme hasta ser inmune contra casi cualquier maguito enfermo.

¡Muchas gracias a los que me felicitaron por el blog y el pinchazo! 
Hasta la próxima entrada.

lunes, 13 de mayo de 2013

A hard way to make an easy living

Como alguna vez planeé hacer mientras jugaba Double or Nothing hace millones de años, abriré un blog en el que volcaré periódicamente lo que me parezca relevante con respecto a mi carrera como poker player. Actualmente juego sitngo turbo de 18 jugadores y como no encontré muchos blogs en español de especialistas en este formato, considero que puede ser interesante usar What a Flop con este fin.

Después de trabajar algunos años como blogger en algunos medios especializados bastante reconocidos de mi país, en diciembre cerré un acuerdo de staking con SemilleroSNG. Ellos buscaban jugadores de 18man y yo, confiando en mi experiencia en 9man turbo, acepté y comencé a grindear desde el nivel más choto del mundo. El acuerdo abarcaba 7.500 torneos que debería jugar en aproximadamente seis meses, y un primer plan indicaba que cerraría ese período pegando shots a $30. Luego se podría negociar la renovación del acuerdo, con divisiones mucho más a mi favor. "¿Posta?", pensé. Si jugara ese nivel en junio, alcanzaría el Supernova Status muy fácilmente. $5.000-$6.000 sólo de rakeback a fin de año (es decir, una ganancia independiente a mis resultados en las mesas) son una motivación muy poderosa si pensamos en la cotización del dólar en Argentina.

Entonces comencé a jugar $1.50. Pese a que había llegado a jugar 24 mesas cash en mi mejor momento, me pidieron que juegue 6 mesas a la vez y no estuve en desacuerdo. Si iba a hacer esto, lo iba a hacer bien y no me iba a permitir cometer errores groseros, mucho menos por culpa de mi ego. Si no estoy jugando NL200 o sits a partir de $60 hoy en día es porque siempre fui un desastre con respecto a mi manejo de bankroll y disciplina. Esta era mi oportunidad, no debería dejarla pasar, por lo que no me molestó la idea de avanzar lentamente. Con avanzar era suficiente. Después de un par de sesiones de coaching (incluídas en el acuerdo) decidimos subir al siguiente nivel por lo que terminé jugando, en $1.50, un total de 340 torneos.

$1.50: 340 torneos. ROI: 17.4%. Ganancia: $88.84. ITM: 27.4%.

Comencé a grindear $3.50 esperando tener que jugar mucho más antes de pegar el salto al siguiente buy-in. Al final no fueron tantos, pues después de 600 torneos break-even empecé a ganar a buen ritmo y de a poco tomé confianza para un shot. Jugué más de 1.000 torneos en el nivel y terminé con un ROI aceptable, pero bastante bajo con respecto a mis expectativas. Supuse que esos números mejorarían una vez que me asiente en $7.

$3.50: 1.407 torneos. ROI: 6.5%. Ganancia: $320. ITM: 25.3%.

En un principio, grindear '7s' sonaba mucho mejor de lo que se sentía. Los regulares eran bastante más loose y, en situaciones donde antes había robado cómodamente las ciegas, aparecían locos haciendo call con KTs, A5o o QJs. Debí mirar detenidamente a cada regular y adaptarme a sus rangos de push y call, lo que eventualmente se volvió natural y pude revertir un downswing de CIEN CAJAS en los primeros cientos de torneos. En teoría la varianza me devolvería lo que me había quitado, así que después de llorarla lejos de la laptop por unos días, volví al grind y discutí unos asuntos pendientes con los regulares. En esta instancia debí trabajar mucho en mi aplicación de ICM, pues teniendo la cabeza en $15 entendí que debía jugar mejor todos aquellos spots en los que podría sacar ventaja, tanto a los leaks de mis rivales como a las situaciones explotables estándar por ICM. Cada torneo está repleto de momentos en los que un movimiento extra nos pueden significar un primer puesto y esto, a largo plazo, un montón de dinero.

Después de superar ampliamente los 2.000 torneos ya tenía la cabeza puesta en el siguiente nivel, y los resultados en $7 no acompañaron demasiado. Tras un par de cientos de torneos break-even mientras mezclaba los buy-ins, decidí dar el paso definitivo a $15. Los números finales no fueron muy buenos, pero haber jugado 1.100 torneos bajo la línea de cero tiene mucho que ver con eso. Me considero un jugador que puede obtener un ROI superior al 5% al menos en los niveles que ya conozco, y un 4.1% me dejó un horrible sabor a poco.

$7: 2.806 torneos. ROI: 4.1%. Ganancias: $803. ITM: 23.8%.

Al menos de momento, en $15 la historia tomó un nuevo rumbo. Después de haber puesto el ojo atento en cada spot complicado del nivel anterior, jugar el "primer nivel competitivo" (como me dijeron una vez) se volvió un poco menos duro que mis experiencias anteriores. Me costó sólo 150 partidas superar la barrera del cero y a partir de ese momento nunca volví a tener un downswing importante. Pero pese a que los resultados son mejores de lo que esperaba, reconozco en el nivel dificultades que hasta ahora ni siquiera había enfrentado. 

Está lleno de regulares que juegan muy bien con stacks cortos (justo lo que yo hacía mejor que mis rivales en $7) y de tipos que se adaptan perfectamente a los rangos de push sueltos en situaciones donde ICM indicaría un fold súper claro. Eso significó que, contra ciertos contrincantes y en determinadas situaciones, me fuera casi imposible explotar con agresividad la totalidad de veces que fui chipleader con 4-7 jugadores aún con vida. Mi propia adaptación a este detalle, supongo, es lo que me está dando las ganancias actuales. Calculo que, mientras los regulares no modifiquen su juego en mi contra más de lo que ya espero, voy a seguir ganando a este ritmo.

$15: 616 torneos. ROI: 10.7%. Ganancias: $986. ITM: 24.8%.

Hasta acá todo perfecto. Soy ganador en SNG turbo 18man y, en mi opinión, juego un estilo bastante sólido que puedo adaptar cuanto crea necesario tanto en $15 como en los niveles futuros. Y como en Argentina el dólar se cotiza a valores exorbitantes, un ROI del 5-10% en $15 me generaría unos ingresos mensuales bastante decentes (con respecto al $/hora que se suele pagar en un empleo estándar) incluso después del split. Ni hablar si renuevo el acuerdo de staking/coaching, sigo escalando niveles y alcanzo el status Supernova. 

El tema es que me resulta molestamente necesario mejorar mi juego en MTT. Desde que volví a jugar seriamente, sólo obtuve una mesa final (5° puesto en un $2.20+1R1A por $233.95) y unos veinte deeprun. Me la paso jugando los Hot de PokerStars entre $4.40 y $11 y otros cuantos garantizados, pero no logro pinchar en ninguno y eso me frustra día tras día. No porque no me banque la varianza, que sé que es real y bastante peliaguda en ese tipo de torneos, sino porque no dejo de ver situaciones mal jugadas por diversos motivos. Supongo que uno de los principales es mi falta de dominio del juego deepstack. No porque no sepa jugar tight, sino porque cuando juego LAG me cuesta controlar el tamaño de algunos pozos y me termino pelando con aire en lugar de foldear y rebuscar el torneo. Ese es sólo uno de tantos leaks que quiero hacer desaparecer; no veo la hora de revertir esta falta de respeto:

MTT: 238 torneos. ROI: -34.3%. Ganancias: -$550. ITM: 15.1%

Además de servir como un seguimiento de mis observaciones sobre los SNG turbo de 18 jugadores, espero encontrar en este blog una herramienta más para mejorar mi juego en torneos largos. Bien podría dejarme de joder con un formato que es el rey de la varianza, pero como no dejo de ver a pibes de mi edad sacar una ventaja increíble hasta en los torneos más difíciles, prefiero seguir intentando. Uno de los argentinos más sólidos de la actualidad me prometió que haríamos correcciones a los historiales de algunos de mis deeprun, así que veremos qué pasa en los próximos meses. Por lo pronto, espero postear cada 10 o 15 días con actualizaciones de mis resultados y las manos o conceptos más conflictivos que se me presenten entre publicaciones. 

GL!

domingo, 16 de septiembre de 2012

El poker no se pierde, sólo se transforma

Artículo publicado originalmente en Poker10Argentina, el 30 de agosto de 2012.

En marzo de este año, los cines norteamericanos estrenaron All In: The Poker Movie. Esta película, producida y dirigida por Douglas Tirola y premiada como Mejor Documental en el CineVegas Film Festival 2009, no nos ofrece la típica historia del joven gambler que —generalmente bajo el dogma «a chip and a chair»— se enfrenta a viento y marea en pos de aumentar el tamaño de su billetera y salvar a su amigo o princesa de turno. Este film se muestra al mundo como “un documental que se enfoca en por qué uno de los juegos más antiguos de América renació en los últimos años y por qué, para algunos, es la forma de perseguir el Sueño Americano”. Puede sonar interesante. Veamos el siguiente tráiler:




El verano pasado (momento en el que se difundió el avance), la herida del Poker Black Friday aún seguía abierta. De hecho, pese a que los pronósticos son favorables, hoy en día más de un millón de jugadores espera recibir su dinero sólo en Estados Unidos. Una demanda billonaria de parte del Departamento de Justicia de los Estados Unidos cayó como una bomba sobre PokerStars ($1.5 billones), Full Tilt Poker ($1 billón) y Cereus Network (red que agrupaba Ultimate Bet y Absolute Poker, $500 millones) el viernes 15 de abril de 2011. Cargos como fraude, lavado de dinero, estafa y violación de la ley UIGEA (que restringe y prohíbe las apuestas online en territorio americano) cayeron sobre once diferentes autoridades de tres de las salas más grandes del mundo. El mayor motor de los últimos años de la historia del deporte, el poker online, había sufrido un golpe durísimo hacía pocos meses y ahí lo tenemos, cerrando el video, a uno de los directores de Full Tilt Poker quien, junto a Chris Ferguson (que también da testimonio en la película) y otros dos, llevó adelante un Esquema de Ponzi que culminó en una estafa a sus clientes por más de $444 millones. Su nombre es Howard Lederer y, al responder una pregunta acerca de lo que pensaba sobre Rounders (legendaria película protagonizada por Matt Damon y Edward Norton), dijo: “el héroe de la historia hizo trampa pero, en realidad, los héroes del poker no lo hacen”.


Antes de tener el film en mis manos, noté que la distinción como Mejor Documental le fue otorgada dos años antes del viernes negro. El dato es al menos curioso si tenemos en cuenta que el año pasado fue uno de los más oscuros de la historia del juego y que la famosa fecha es coprotagonista de los avances. No me equivoqué al suponer que se trataba de un documental realmente bueno sobre el juego que nos apasiona y que encontraría en los 109 minutos de cinta mucha información nueva. Me asombré con la historia de Moneymaker tanto más que con la de Henry Orenstein (productor de High Stakes Poker, inventor de las hole cards en las transmisiones de TV y de Transformers) y comprendí que el Texas Hold’em que jugamos hoy en día difiere muchísimo en innumerables aspectos con el que se jugaba hace treinta, veinte o incluso diez años atrás. Si bien a grandes rasgos el reglamento sigue intacto, éste es un juego de personas que se juega con cartas. Y si la gente cambia, ¿cómo no va a pasar lo mismo con el deporte? Distinguí entonces cuatro momentos clave en la historia del poker que lo cambiaron para siempre y lo trajeron por un largo camino a la realidad que hoy compartimos. Estos son:


1972 — Thomas «Amarillo Slim» Preston (1928-2012) gana la World Series of Poker. Cuando quedaban cuatro jugadores en competencia (de los ocho que se registraron), Amarillo Slim logró revivir un stack menor a las 2.000 fichas para luego ganar el torneo. Un grupo de periodistas estaba registrándolo todo y fue testigo de cómo un hombre —tan particularmente vestido— derrotó a seis rivales y se quedó con el título de la Serie Mundial. Este mismo tipo luego fue invitado a programas de televisión, dio entrevistas en todo el mundo y poco a poco se convirtió en el estereotipo de jugador de poker para más tarde volverse una leyenda.

1999 — Henry Orenstein, inventor de juguetes, patentó la hole cam y revolucionó el poker volviéndolo un deporte para espectadores. Cientos de jugadores profesionales compartieron sus estrategias y secretos a quien luego viera los torneos en televisión. El deporte comenzó a ganar interesados y los torneos aumentaron la cantidad de inscriptos exponencialmente año a año.
2003 — El poker online ya estaba entre nosotros y un jugador que había ganado un satélite online de $39 se encontraba en la mesa televisada de la World Series of Poker compartiendo paño con Johnny Chan y Howard Lederer. Chris Moneymaker, pese a ser un jugador amateur y demostrarlo a menudo, no sólo se cargó la mesa entera sino que además de eliminar a Chan alcanzó la Mesa Final. Allí dejó fuera de combate a Phil Ivey (metiendo un 16% al river) en la décima posición y luego se abrió paso hasta alcanzar el heads-up, instancia en la que se enfrentó al profesional Sam Farha y lo convirtió en subcampeón. El hecho de que este jugador amateur haya derrotado a los pesos pesados y se haya convertido en el campeón de la Serie Mundial es hoy en día considerado «el boom del poker» y atrajo más gente al juego que cualquier otro tipo de promoción en la historia. La pregunta fue: ¿Si Moneymaker pudo hacerlo, por qué no podré yo? La realidad es que en los tres años siguientes a la victoria de Chris, más de 22 millones de personas jugaban poker online y la misma World Series of Poker sintió esos cambios. En 2003 fueron 839 los jugadores inscriptos al Main Event, en tanto que 2004 sorprendió con un total de 2.576. Al año siguiente fueron 5.619 los competidores y 2006 rompió todos los récords con un field de 8.773 players.




2011 — Millones de jugadores a lo largo y ancho del planeta se ganaban la vida en las mesas online al tiempo que los circuitos de poker en vivo crecían exponencialmente. Se barajaba la idea del poker como una disciplina respaldada por la IMSA (International Mind Sports Association) y las salas aumentaron el número de profesionales que las representaban. El Texas Hold’em era ya un juego muy duro pues el nivel de los jugadores se elevaba a pasos agigantados y se barajaba la idea de comenzar a jugar Pot Limit Omaha. Pero el 15 de abril, tres de las salas más grandes del mundo fueron cerradas por orden del Departamento de Justicia de los Estados Unidos y el poker online perdió a millones de jugadores, tanto profesionales como recreacionales. Al día de hoy más de un millón de jugadores norteamericanos todavía espera cobrar el dinero que depositó en Full Tilt Poker y el nicho de fishes más grande del mundo desapareció por completo. La cantidad de jugadores que accedía a la Serie Mundial mediante clasificatorios mermó al extremo  y la dificultad en las mesas se volvió mayor.
La siguiente pregunta es ¿Qué pasa ahora? En el plano mundial, hace poco tiempo se confirmó que PokerStars —tras haberse quedado con la mayor parte del mercado— acordó con el Departamento de Justicia la compra de la difunta Full Tilt. Gran parte de Europa lleva adelante un proyecto de legalización del poker que ya fue aplicado en algunos territorios y que suele consistir en el desarrollo de subsalas que enfrentan a jugadores del mismo país o región. Incluso Norteamérica corre detrás de ese sueño y estados como Nevada, California, New York, New Jersey e Iowa están trabajando en ello. Si bien se pronostica buen clima, es preciso no olvidar algunas de las tormentas que siguen molestando en el recuerdo. Miles de empleos desaparecieron con el Black Friday y nunca renacieron. Productos de gran calidad como Poker After Dark o High Stakes Poker desaparecieron de las grillas. Revistas especializadas y webs del rubro debieron declararse en quiebra ya que la mayor parte de los fondos con los que trabajaban venían de las salas que se apagaron en abril.
Así el mundo, la industria siguió caminando. Los jugadores fuera de Estados Unidos pudieron seguir jugando y algunos hasta aprovecharon la situación, pues era constante que las garantías de los torneos no se cubrieran, por un lado, y las salas hacían todo lo posible por atraer a aquellos que no sabían a quién confiarle su dinero, por otro. Diversas promociones y oportunidades surgieron para quienes seguían creyendo y fue PokerStars quien supo hacer todo lo suficientemente bien como para convertirse en la sala más grande del mundo con amplia diferencia. Si nos fijamos un poco más acá, el poker online seguía siendo rentable desde la base: el cambio peso-dólar y la enorme cantidad de dinero muerto. Fuera del plano virtual, los torneos a lo largo del país aumentaron en cantidad y calidad. Si volviésemos tres o cuatro años en el tiempo, nos encontraríamos con un field de torneos muy pobre que no satisfacía las necesidades de todos los jugadores. Hoy, en cambio, podemos encontrar todo tipo de estructuras, modalidades y buy-ins para que hasta los más exigentes estén contentos.
El poker cambia, se transforma constantemente. Los protagonistas son los jugadores y ellos están atentos a las novedades, siempre pensando en sacarle provecho a cada situación. Si bien hay quien cree que la fantasía de este deporte se acabará algún día y que en algún momento nos quedaremos sin tela para cortar, la realidad es otra. El verdadero jugador no se va a quedar quieto cuando intenten quitarle lo que le da de comer. Encontrará variantes —tal vez otras modalidades, tal vez otros deportes— y seguirá atento, como al principio, explotando la ventaja de ser mejor que el resto.

viernes, 17 de agosto de 2012

Los mejores jugadores del mundo

Artículo publicado originalmente en Poker10Argentina, el 13 de agosto de 2012.
A Fabián L. Carpitella, quien seguirá siendo el mejor del mundo.

 

Cuando la tarde picaba y el agua de la pileta nos había arrugado tanto que se nos tornaba aburrida, mi primo y yo corríamos a merendar frente a la TV. Pero no había dibujitos ni noticieros o películas en pantalla, sino que el director de nuestras chocolatadas fue siempre una caja mágica que estaba ahí para divertirnos, distraernos y enseñarnos, a la vez, a competir sanamente. En un Sega Génesis (aka Mega Drive) jugábamos Mortal Kombat, y cada pelea era una experiencia única: los mismos personajes, los mismos golpes y trucos de siempre, pero en nuestro afán por derrotar al otro debíamos ingeniárnosla de algún modo y marcar la diferencia. Ambos queríamos ganar y de nosotros dependía el resultado de cada partida. Si en la semana habíamos practicado, buscado variantes y pensado en los problemas que nuestro rival nos podía presentar, el fin de semana vendría cargado de victorias y burlas ingeniosísimas. Y si nos poníamos las cosas difíciles, más tarde conseguíamos algo que nos hacía aún más felices: derrotar con facilidad a nuestros amigos, a los amigos de nuestros amigos y a los familiares de turno.
Los años avanzaban rápidamente y los juegos evolucionaron sin quedarse atrás por un segundo. La tecnología apuró el paso en esa maratón a la perfección que aún no termina, y por eso teníamos a nuestro alcance cada vez más opciones y plataformas donde demostrar que, si queríamos, podíamos ser mejores que el resto. Un día nació PlayStation y a los pocos meses mi primo consiguió una. Los juegos eran mucho más baratos que los de su antigua Nintendo 64 y podíamos divertirnos con cientos de títulos diferentes. Entre ellos, un tal King of Fighters llamó nuestra atención y juntos le dimos una chance. Con nuestros amigos y vecinos, pronto organizamos torneos y enfrentamientos semanales, al tiempo que decidimos frecuentar las casas de fichines. Allí, los chicos del barrio se reunían frente a pantallas gigantes —al menos para esa época— y se medían sin miedo para saber quién había sido el mejor esa semana. No había dinero ni premios o trofeos en mente, sino el enorme deseo, imparable, de ser el único que se quedase ahí sentado toda la tarde mientras los rivales desfilaban. Las primeras fichas que toqué en mi vida eran metálicas y tenían ranuras, se cambiaban por un crédito y, si nadie te ganaba, duraban toda la tarde. Quien más perdía más gastaba en fichas y quien más ganaba tenía un excedente que podía usar en la sesión siguiente. Cualquier parecido con el poker es mera coincidencia.


Cuando explotó en Buenos Aires el boom de los cibercafés, los juegos de computadora en red estuvieron en boca de todos los fichineros. Como mi compañero de aventuras había conseguido trabajo en uno de estos lugares, tuvo la oportunidad de probar las nuevas opciones a sus anchas. Por mi lado, junté unos pesos y alquilé una PC unas horas; pedí ayuda a los chicos que estaban jugando en red y en pocos minutos me uní a una partida de Counter-Strike. Quedamos maravillados prácticamente al mismo tiempo. Seis meses más tarde formábamos parte del mismo team y competíamos en torneos que entregaban, en general, premios en efectivo a quienes conformasen el podio. Decenas de «selecciones» de cinco jugadores de diferentes puntos del país se acercaban, cada pocos meses, a los grandes cibercafés que organizaban estos eventos mientras cientos de jugadores seguían los resultados desde sus casas. Los competidores solían tomarse las cosas en serio y todas las semanas organizaban prácticas y enfrentamientos. En otros continentes, jóvenes de nuestra edad se ganaban la vida con eso. Cobraban sueldos y representaban a diferentes patrocinadores, grandes marcas ponían plata en los equipos y ellos podían dedicarse profesionalmente. Circuitos internacionales surgieron con el crecimiento de la industria, y Argentina estuvo presente en unos cuantos. Algunos afortunados compitieron, tras largas etapas clasificatorias, en la World Cyber Games (donde, entre otros, Bertrand ElkY Grospellier sobresalió jugando StarCraft) y la CyberAthlete Professional League. Allí se enfrentaron con puntos de referencia en el rubro, a quienes imaginábamos acostumbrados a viajar por el mundo recolectando dinero y campeonatos. Mientras tanto, en la vida de todos los días, la realidad no acompañaba.


Si bien hubo equipos que se dedicaron profesionalmente y jugaron algunos torneos internacionales tras ganar muchos de los certámenes locales, el grueso de jugadores no podía dedicar su tiempo a un juego de computadoras. Todos entendíamos que se trataba de algo que iba más allá del juego, pero la vida seguía y no era posible competir en las mejores condiciones—lo que implicaba acordar entrenamientos y muchas horas de práctica— y a la vez pagar las cuentas. Entonces, en un rincón oscuro de algún cibercafé de Capital Federal, un monitor se encendió para que un pequeño grupo de adolescentes vea cómo un pro del Counter-Strike jugaba “poker online por plata de verdad”. Que es en dólares, que hay escuelas, que me hablaron sobre un torneo barato. Mi primo había dejado de contarme anécdotas cuando un amigo me comentó que el poker le pagaba la facultad. Estaba lleno de jugadores malos y sólo era cuestión de estudiar un poco. 
Me enseñó a jugar y al poco tiempo, después de leer el primer tomo de Harrington on Hold’em y creer que eso me convertía en amo y señor de los paños,  obtuve un segundo puesto en un torneo de $30 con rebuys y add-on en el que habían participado ochenta y tantos jugadores. Cobré unos jugosísimos $1.490, que eran casi dos de mis sueldos. Compré un maletín de 500 fichas, La Senda del Ganador de Juan Subiri y seguí jugando. Me encontré con el hecho de que había un enorme faltante de teoría del juego en español y aprendí a leer en inglés. Descargué y compré libros, estudié lo suficiente y encontré dónde ganarme unos buenos pesos. Cambié el joystick por un par de cartas y una pila de fichas de plástico, pero juego como al principio. Los rivales dejaron de ser los chicos del barrio, pero las charlas post-partida y las ganas de ser imbatible son prácticamente las mismas. Hoy, cuatro años más tarde, frecuento el casino y veo pasar caras que conocí en otro ambiente. Observo su comportamiento y los reconozco como lo que somos: jugadores. Sabemos de qué somos capaces y para qué somos buenos. Estamos preparados y vinimos a demostrarlo. Queremos ganar, pero sólo porque perder significa esperar para ser, una vez más y al menos por un segundo, los mejores jugadores del mundo.
Iván Schvintt
@hoozh / @nerdjoker
WAF / Casa de Espejos

viernes, 24 de junio de 2011

¿Cuándo sé si soy imponente?

Sin dudas Ed Miller es un peso pesado a la hora de hablar de poker. Su último libro, Small Stakes No Limit Hold'em, es considerado junto con Professional No Limit Hold'em (que también lleva su nombre) uno de los mejores libros de cash games hasta el momento. El artículo que les traigo hoy fue publicado en la revista CardPlayer de marzo de 2009 y es, a mi modo de ver las cosas, uno de los más lindos para leer en momentos donde no todo marcha bien en las mesas.

¿Cuándo sé si soy imponente?

Esta es una pregunta habitual que puede sobrevenirnos de varias maneras. “¿Cuántas manos tengo que jugar para saber que soy ganador?” es la forma más frecuente de la pregunta. “¿Si he ganado a 12$ cada 100 manos en las últimas 10,000 manos, significa que puedo subir de nivel?” Eso es un poco más atrevido.

Algunas personas lo ven desde el otro lado. “¿Cómo de grande puede ser mi mala racha?” O “¿Significa que soy un perdedor si no he ganado en mis últimas cinco sesiones?”
Otros le dan otra vuelta de tuerca. “¿Qué bankroll necesito para jugar mi nivel?” O, sin resultados, ”¿cuándo sabré que soy un buen jugador?”

Es una pregunta difícil de responder. “Si ganas al menos X dólares cada Y manos eres maravilloso. Vete a la Isla de Man, juega en 18 mesas de 10$/20$ a la vez y comienza a contar tu fortuna por millones”. No funciona así.

Quiero decir que esto realmente no va así. Yo diría que la mayoría de los aspirantes a jugador de poker luchan contra la psicología del juego más que con otra cosa. Todo el mundo puede aprender más o menos con qué manos debe raisear preflop. Todo el mundo puede dilucidar si esta mano es buena o aquella no lo es. Y la mayoría de la gente está capacitada para aprender, por poco que sea, algo sobre la lectura de manos. Pero algunas personas son incapaces de encajar el golpe de la varianza.

Para ser un juego social –que lo es-, el póquer es extremadamente solitario. Tú disfrutas de tus ganancias solo y sufres tus pérdidas solo. Nadie sabe lo mucho que has perdido o ganado hoy. Y lo que es peor, a nadie le importa. Y quiero decir a nadie. Ni siquiera a tu madre le importa. Cuando juego al póquer a mi esposa no le importa si lo hice bien o mal. A mis amigos no les importa. A nadie le importa.

Para colmo es muy difícil encontrar retroalimentación. “¿Lo estoy haciendo bien?” No puedes mirar los resultados porque existe mucha varianza. No les puedes preguntar a tus amigos, hay chances de que sean idiotas. Puedes colgar tus manos en internet, pero a menudo no encontrarás respuestas que te satisfagan.

Así que tanto si has jugado unas semanas o algunos años, si ganas algunas veces o pierdes algunas veces… A nadie le va a importar demasiado. Incluso ni tú mismo puedes saber si vas por buen camino.

“¿Hay alguien ahí?" (Eco). “¿Lo estoy haciendo bien?” (Eco).”¿Puede oírme alguien?" (Eco). La soledad es suficiente para volver a los jugadores de póquer totalmente chalados. Y también es suficiente para arruinar su juego.

He aquí mi punto de vista: el póquer no es un juego social. No si quieres jugar bien, así es. Aprender a jugar al póquer es un ejercicio propio. Es un ejercicio espiritual e introspectivo. No hay una buena manera de decidir si eres un buen jugador o no. Eso tiene que venir de dentro.

Yo lo veo como aprender un arte marcial. Estoy estudiando algo que me va a hacer mejor persona. Siempre estoy aprendiendo. Nunca lo he dominado ni nunca lo dominaré completamente. Soy mejor que otra gente y peor que otros tantos. Algunas cosas las aprendo rápido, otras más lentamente. Es algo que dura toda la vida.

Cada día aprendo algo nuevo. Mis habilidades mejoran y mis decisiones se hacen más claras y rápidas. Y cada día estoy preparado para aprender algo más. Cada día subo un escalón, pero nunca llegaré a la cima. Sólo puedo contentarme con lo lejos que he llegado hoy y con lo ansioso que estoy por ver que deparará el mañana.

Los resultados, el dinero ganado o perdido, son irrelevantes. Y quiero decir verdaderamente irrelevantes. Sé que hay gente que dice “el dinero es la forma de saber si los jugadores van bien”, pero eso no tiene sentido. Vas bien según tú mismo. ¿Estás contento con lo mucho que has aprendido? ¿Estás preparado para aprender más? ¿Qué sientes que has aprendido y qué dificultades has dejado atrás?
¿Deberías continuar? Mi respuesta es esta: “si puedes jugar sin preocuparte de ganar o perder, estás preparado para continuar”.

¿Eres mejor que tus oponentes? Sólo tú puedes saberlo. Qué habilidades dominas, ¿las dominan tus adversarios o siguen luchando por ello?

El póquer es una prueba psicológica. Y te probará todos los días. Probará tu habilidad para manejar el fracaso y probará tu capacidad para aceptar lo que ocurra con humildad y templanza. No puedes esperar superar estas pruebas si no eres fuerte y confías en ello desde tu interior. ¿Cómo te sientes con tu juego? ¿Qué crees que te queda por aprender? ¿Estás dispuesto a jugar hoy y aprenderlo?

Si eres nuevo en el póquer no dudes que ya has visto muchos “cracks” con grandes egos que hablan con arrogancia de lo bien que les va. Estos jugadores son unos idiotas, todos ellos. No te preocupes por lo alto que hayan podido llegar, con el tiempo el póquer los derribará. No entienden el póquer y con el tiempo su falta de entendimiento los dejará fuera.

Los mejores jugadores, aquellos que lo serán de por vida, son humildes. Ellos son hábiles, pero cada día quieren más habilidad, más conocimiento. No les preocupa si ganan o pierden hoy, ellos jugarán mañana, y pasado mañana, y todos los días. Si no ganan esta semana ganarán la que viene. Si no ganan este mes ganarán el que viene. SI no ganan este año, esta década, ganarán el próximo año, la próxima década. Aprenderán y adquirirán habilidades cada día hasta ser invencibles. Y luego les golpearán de nuevo.

Tus resultados son irrelevantes. Si simplemente no puedes ganar ahí baja a un nivel donde sí puedas. Tus resultados son irrelevantes. Todo lo que importa es que hoy seas mejor que ayer. Solo así serás imponente.